Monday, May 19, 2025 | 2 a.m.
Editor's note: Este artículo está traducido al español.
Brett Terry sabía que transformar el equipo de lucha libre de Sierra Vista High en un programa respetable requeriría un esfuerzo significativo.
Sabía que otros entrenadores no habían logrado atraer a atletas al equipo de lucha libre, lo que a menudo dejaba vacías las categorías de peso los días de competición. Las derrotas abultadas contaban una historia sombría.
Sin embargo, nada lo preparó realmente para la cruda realidad que lo esperaba.
La magnitud del reto se hizo evidente cuando abrió por primera vez la puerta de la sala de lucha libre en Agosto de 2021. Las colchonetas estaban desgastadas por el uso excesivo, el techo tenía dos agujeros, las colchonetas de las paredes colgaban rotas de sus soportes y el moho impregnaba todo el espacio.
“Estaba realmente descuidado,” dice Terry, que guarda una foto del estado ruinoso en su teléfono como recordatorio.
El desorden no duró mucho.
Terry ha transformado el programa en una potencia estatal, llevando a los Mountain Lions a ganar dos campeonatos estatales consecutivos de la Clase 4A y a un impresionante récord de 27-1 en los duelos de la liga durante los últimos tres años. Su notable cambio le ha valido ser finalista al premio “Entrenador del Año” en los Sun Standout Awards de esta noche, la ceremonia anual de reconocimiento deportivo de los institutos del Sun.
Todo empieza por el cuidado
Terry es monitor del campus de Sierra Vista, un puesto que considera ideal para reclutar a los atletas que deambulan por los pasillos y animarlos a unirse al programa.
Para convertir a los Mountain Lions en un equipo ganador era necesario ampliar la plantilla. El aumento del número de miembros fomenta las prácticas competitivas, lo que proporcionó compañeros de entrenamiento y competencia interna por los puestos en la alineación.
La estrategia de Terry es sencilla: “Hay que preocuparse,” afirma. “Hablamos con los chicos todo el día y ellos saben quién es sincero y quién no.”
El programa cuenta ahora con casi 100 participantes, entre ellos 24 luchadoras del equipo femenino y entrenamientos solo para chicas, un logro del que Terry se enorgullece.
Taylor Rogers, que quedó cuarta en el torneo estatal, atribuye su éxito a la confianza que Terry le infundió. Este aspecto del entrenamiento, sostiene, tiene la misma importancia que la enseñanza técnica de la lucha libre.
“Quiere lo mejor para los chicos de su programa,” dice Rogers. “Te hace querer trabajar duro para prepararte. Te prepara mentalmente para competir.”
La sala de lucha libre ahora tiene fotos de los campeones estatales individuales del programa adornando las paredes. Es un lugar que los atletas ven durante el entrenamiento y se esfuerzan por aparecer en él.
Sebastián Quintana, un estudiante de último año que quedó segundo en el torneo estatal de Febrero, quiere convertirse en el próximo campeón estatal de Sierra Vista. Es un luchador de toda la vida que dice que Terry ha maximizado su potencial.
“Me ayudó con los pequeños detalles que me estaban frenando,” dijo Quintana. “Ha llevado (mis habilidades) al siguiente nivel.”
Una de las mejoras más significativas ha sido la realización de sesiones de entrenamiento durante todo el año, una práctica habitual en todos los equipos de éxito, independientemente del deporte. Algunos luchadores tienen obligaciones con los equipos de fútbol o de atletismo, y otros aprovechan la temporada baja para seguir desarrollándose sobre el tapiz.
“Los chicos quieren que los entrenen. Estaban ansiosos por ello,” dice Terry.
El equipo es como una familia
Terry se marchó de su Oregón natal después del instituto para perseguir su sueño de convertirse en árbitro profesional de la Major League Baseball. El momento parecía perfecto: arbitraría partidos de béisbol durante los meses de primavera y verano, y luego volvería al noroeste del Pacífico en Octubre para entrenar lucha libre en su alma máter.
Su carrera como árbitro se desarrolló principalmente en las ligas menores y se prolongó durante más de una década, incluyendo asignaciones en ocho partidos de entrenamiento de primavera de las grandes ligas. Sin embargo, con el aumento de las responsabilidades familiares y la disminución de sus perspectivas de conseguir un puesto de árbitro a tiempo completo en la MLB, abandonó la profesión.
Cuando su esposa aceptó un empleo en Las Vegas, la familia se trasladó al sur de Nevada. Terry trabajó inicialmente en Palo Verde High antes de asumir el cargo en Sierra Vista, donde encontró su lugar creando el programa de lucha libre desde cero.
“Todo sucede por una razón,” afirma.
Sierra Vista no solo contrató a uno de los mejores entrenadores del valle, sino que acogió a toda su familia. Su esposa y sus hijos pequeños son una presencia constante en el programa, ya sea animando en los torneos o acudiendo a los entrenamientos con aperitivos en la mano.
Ese ambiente familiar es la única forma en que Terry sabe dirigir su programa, algo que aprendió mientras crecía en el noroeste de Oregón y que está decidido a transmitir a los atletas de aquí. Verán el valor de la comunidad, de ser un buen padre y de trabajar duro para conseguir los resultados deseados.
“No les enseñamos nada descabellado,” afirma Terry. “Mi equipo y yo destacamos en hacer que los niños crean en sí mismos.”
Otros finalistas
- Keith Fridrich, tenis masculino de Faith Lutheran: llevó a Faith Lutheran a un récord de 17-0 y al campeonato estatal en su primer año como entrenador jefe. Asistente del programa desde 2009, Fridrich registró esta temporada su victoria número 600.
- Wes Pacheco, fútbol americano de Mojave: llevó a Mojave a un récord de 12-1 y al primer campeonato estatal en los 30 años de historia del programa. Fue una transformación completa desde la temporada con una sola victoria del equipo durante su primer año como entrenador en 2019.
- Tiffany Richardson, baloncesto de Legacy: Como única entrenadora en los 20 años de historia del baloncesto femenino de Legacy, Richardson se ha ganado el respeto de toda la comunidad escolar por su liderazgo compasivo. Esta temporada, ha añadido un logro más a su palmarés: guiar a las Longhorns a su primer campeonato estatal.
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